Artículo en el Diario de Cd. Juarez, 1er de noviembre de 2008




Papel picado, tradición que sobrevive

Eduardo Camacho
El Universal

Distrito Federal— Guillermo Morales es uno de los pocos artesanos que sobreviven la tradición de dar forma al papel. En su taller Artesanías, que se ubica en la tradicional delegación Xochimilco, este artesano de martillo y gurbias da color a los hogares, embajadas, dependencias gubernamentales, empresas y restaurantes, con catrinas sensuales, calaveras sonrientes y esqueletos danzarines.

“Inicié en 1996 tras salir de la empresa en la que trabajaba; me convertí en obrero para mi suegro quien se dedicaba a esto, aprendí y así tuve la oportunidad de ir la feria de la Ciudad de México y a Tijuana para mostrar como se hace el papel picado a la vista del público y fue un gran éxito porque tuve muchas ventas”.

Según cuenta, la gente no pagaba en pesos sino en dólares, lo que le permitió regresar a casa con las bolsas del pantalón llenas. “Pensé que siempre iba a ser así pero no, en otras ferias como en Monterrey no vendí nada, ni siquiera para pagar el stand”.

No obstante, afirmó que por fortuna, mucha gente lo conoce en casi todos los estados e incluso en el extranjero.

“Mis clientes quedan satisfechos con el trabajo y lo recomiendan, siendo esa la forma en que crece el negocio”, expuso.

Por desgracia, la situación es complicada, pues hay papel picado que traen de China y otro que se hace con máquinas que es muy barato, lo que genera competencia desleal.

“Hay figuras de medio pliego de papel china, cuesta 2.50 pesos y en la competencia se encuentra hasta en 80 centavos; de pliego completo 5 pesos”.

El papel que se vende para Día de Muertos y Navidad, se prepara entre enero y julio, meses en los que no hay mucho trabajo y se aprovecha para tener listas cerca de cinco mil piezas, 200 de 25 diferentes modelos.

De un pedido de nueve mil pesos obtiene una ganancia de seis mil pesos y mientras eso sucede, en la épocas Distrito Federal— Guillermo Morales es uno de los pocos artesanos que sobreviven la tradición de dar forma al papel. En su taller Artesanías, que se ubica en la tradicional delegación Xochimilco, este artesano de martillo y gurbias da color a los hogares, embajadas, dependencias gubernamentales, empresas y restaurantes, con catrinas sensuales, calaveras sonrientes y esqueletos danzarines.

“Inicié en 1996 tras salir de la empresa en la que trabajaba; me convertí en obrero para mi suegro quien se dedicaba a esto, aprendí y así tuve la oportunidad de ir la feria de la Ciudad de México y a Tijuana para mostrar como se hace el papel picado a la vista del público y fue un gran éxito porque tuve muchas ventas”.

Según cuenta, la gente no pagaba en pesos sino en dólares, lo que le permitió regresar a casa con las bolsas del pantalón llenas. “Pensé que siempre iba a ser así pero no, en otras ferias como en Monterrey no vendí nada, ni siquiera para pagar el stand”.

No obstante, afirmó que por fortuna, mucha gente lo conoce en casi todos los estados e incluso en el extranjero.

“Mis clientes quedan satisfechos con el trabajo y lo recomiendan, siendo esa la forma en que crece el negocio”, expuso.

Por desgracia, la situación es complicada, pues hay papel picado que traen de China y otro que se hace con máquinas que es muy barato, lo que genera competencia desleal.

“Hay figuras de medio pliego de papel china, cuesta 2.50 pesos y en la competencia se encuentra hasta en 80 centavos; de pliego completo 5 pesos”.

El papel que se vende para Día de Muertos y Navidad, se prepara entre enero y julio, meses en los que no hay mucho trabajo y se aprovecha para tener listas cerca de cinco mil de pocas ventas sobrevive con trabajitos de 250 pesos o de mil pesos para cubrir los gastos básicos.

En papel o plástico los pedidos pueden ser hasta de tres mil piezas que tardan en elaborarse cerca de tres meses; en plástico se pueden hacer 60 a la vez, mientras que en papel hasta 120 debido al grosor.

El proceso, aunque no es complejo, si es laborioso, pues pasa 18 horas del día sentado frente a una mesa con plataforma de plomo sobre la cual pone el papel y con ayuda de un martillo y más de 50 gurbias de diferentes tamaños, golpe a golpe da vida a un sinfín de formas que pueden ir desde flores y mariposas hasta el escudo nacional siendo su reto a vencer el Sol Azteca.

“Se hace una plantilla, el cliente manda el logo o lo que quiere que se haga en el papel, nunca a mano si es logo, se agranda en fotocopia para que salga igual y evitar que se vea diferente, lo que se hace a mano son flores, palomas, cosas así que yo diseño, después, tras ser definidos los colores y tamaño, se empalma el papel e inicia el trabajo”, expuso el empresario.

El material lo compra por millar cuando tiene suficientes ingresos y adquiere aproximadamente siete millares de papel que le dura cerca de tres meses pero su percepción económica no mantiene una constante y observa como poco a poco la tradición del papel picado es vista con desdén por las nuevas generaciones.

El empresario mencionó que hay una importante demanda de su producto en diversos estados de la República.

“Hay planes de expansión... es importante que las personas conozcan la tradición y la mantengan viva durante mucho tiempo”, agregó.

 


 

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